jueves, mayo 14, 2015

Jueves 14 Mayo 2015 - Tono 遠野

Tōno (遠野市 Tōno-shi) es una ciudad de la Prefectura de Iwate conocida como "la Ciudad del Folclore" por su preservación de la cultura tradicional (hay granjas típicas que pueden visitarse, aunque no muy bien comunicadas) y especialmente por la colección de cuentos de folclore "Tōno Monogatari", escrito por Kunio Yanagita en 1910.

Esta situada en la planicie aluvial del rio Sarugaishi y rodeada por un anillo de montañas. El monte Hayachine es la montaña mas alta situada al norte de la ciudad (1,914 metros). El monte Rokkoushi, (1,294 metros) es la montaña principal al este, y el monte Ishigami (1,038 metros) es la mas alta del oeste. A estas tres montaña se las conoce como las "Tres Grandes" montañas de Tono.

El área actual que ocupa Tono era parte de la antigua provincia de Mutsu, establecida por lo menos desde el periodo Jōmon. Después fue habitada por los Emishi y muchos nombres de lugares todavía están en lenguaje Ainu. Si habéis leído el post anterior sobre Hiraizumi, gran parte de esa historia sucede en Tono. Durante la gran guerra de los Nueve Años, Minamoto no Yoshiie luchó contra los Abe en este área. Hay muchas referencias de ello en el "Tōno Monogatari" y todavía se encuentran puntas de flechas de las batallas de esa época. Posteriormente, la zona fue controlada por Hiraizumi Fujiwara.



Salimos de Sendai ya un poco tarde. Para llegar hay que coger un Shinkansen que tarda aproximadamente una hora hasta Shin-Hanamaki y allí cambiamos de tren hasta Tono por la línea Kamaishi. La línea Kamaishi es una pequeña línea de tren rural, de una sola vía y sin electrificar, por lo que los trenes usados son Kiha101 diésel:





Si hacéis coincidir vuestra ida o vuelta de Tono en sábado o domingo al mediodía en los meses de Agosto o Septiembre, hay un tren especial llamado SL Ginga (SL銀河). Ginga en Japonés significa Galaxia o Vía Láctea, y es un tren de vapor tirado por una locomotora C58 y cuatro coches Kiha141 decorados e inspirados en el libro “Ginga Tetsudo no Yoru” (Noche en el Ferrocarril Galáctico), escrito por Kenji Miyazawa (1896-1933). Miyazawa fué poeta y uno de los autores de literatura para niños mas conocidos de Japón nacido en la prefectura de Iwate.



Los sábados puede cogerse este tren en Shin-Hanamaki hacia Tono, y el domingo hace el recorrido inverso. Esta es la web oficial: http://www.jr-morioka.com/noccha/train/slginga/

Por este motivo las estaciones de la línea Kamaishi también tienen nombres inspirados en las galaxias y el libro que da nombre al tren. Shin-Hanamaki es "Stelaro", o Miyamori es "Galaxia Kajo".








Ya casi al mediodía llegamos a Tono. En primer lugar buscamos un mapa y damos una vuelta por el centro turístico que hay a la salida de la estación. Muy cerca de allí, en la calle que cruza delante de la estación, entramos en un pequeño restaurante del que éramos los únicos clientes. Al principio pensaba que nos habíamos equivocado y habíamos entrado en una biblioteca o tienda de libros, porque estaba todo lleno de estanterías abarrotadas de mangas del suelo al techo. La mujer encargada del pequeño restaurante era de lo mas amable (como suele pasar en japón), y me preparó un ramen ESPECTACULAR de pato salvaje. Me explicó que eran cazados en el río, y también me trajo una cerveza local buenísima para que la probara: 




Una vez hemos llenado el estómago, cogemos la calle que sigue recto a la salida de la estación hasta el río, donde se encuentra el  Museo de Tono Monogatarikan. Está abierto todos los días del año y la entrada cuesta 500 yenes, con derecho también a ver el museo Jokamachi.

Este museo está dedicado al folclore de Tono y se encuentra en una antigua destilería de sake reconvertida. Mediante películas, ilustraciones, esculturas, obras interactivas y proyecciones da vida a todo el folclore del libro "Las Leyendas de Tono" de Yanagita Kunio. El museo también incluye la casa original de Yanagita que trasladaron desde Tokyo.



El ser ficticio mas conocido del folclore de Tono son los "kappa". Son una especie de anfibio-humanoides del tamaño de un niño con cara de rana y un caparazón a la espalda (a mi me recuerdan a las tortugas ninja...).



Viven en los ríos y estanques, y es del agua de donde sacan su fuerza y poder. Tienen una especie de calva en lo alto de la cabeza rodeada de pelo que utilizan para llenar de agua si salen a la superficie y que no deben perder o quedarían sin poderes o incluso morirían. Suelen ser el personaje malo en los cuentos tradicionales, y entre sus travesuras están las de tirarse tremendos pedos, espiar a muchachas mientras se desnudan, robar hortalizas (!les encantan los pepinos!), raptar a niños para comérselos o violar mujeres. Osea, que para ser de cuento de niños, son unos auténticos pervertidos. Los Kappas se alimentan de sus víctimas por el ano arrancándoles y comiéndose el shirikodama, que se trata de una especie de bola posiblemente referida a la próstata. Lo mas divertido es la manera de escapar de ellos: se les puede asustar con fuego, distraer con pepinillos, o lo mejor de todo, saludarlos con una gran reverencia; como son seres extremadamente educados y que siguen perfectamente el código de conducta japonés, nos devolverán el saludo haciendo otra reverencia con una gran inclinación y perdiendo el agua que portan en sus cabezas. De esta manera tendrán que regresar urgentemente al río o estanque mas próximo y meterse dentro.

Después de ver el museo Monogatarikan, vamos al de Jokamachi que se encuentra a una calle de distancia. Este pequeño museo de una sola habitación está dedicado a los contenidos del antiguo castillo que había en Tono y pertenecía al clan Nambu durante el periodo Edo (1603-1867). Contiene kimonos, katanas, armaduras y objetos originales del castillo de la ciudad.





No teníamos pensado ver nada mas, porque el famoso estanque donde se supone que viven los kappas está bastante apartado de aquí y ya es bastante tarde. Así que paseamos un poco por el río, y decidimos continuar andando por la misma calle que hemos venido al museo. Pero en lugar de andarla de vuelta a la estación, la continuamos en dirección contraria hacia las montañas para hacer un poco de tiempo hasta que salga el tren de vuelta a Sendai.





Conforme avanzamos y nos alejamos del centro de la ciudad, vemos un reflejo dorado en lo alto de la montaña que nos llamó mucho la atención. No sabemos si se trata de una estatua o el adorno del tejado de un posible palacio o castillo, pero donde acaba la calle comienzan unas escaleras de piedra con farolillos rojos a los lados y que parecen subir hasta la misma cima. Comenzamos a subirlas y, sin saberlo, estamos entrando en el parque  Nabekura, lugar donde estaba el castillo de Tono. Es curioso porque no había encontrado información en ninguna guía ni página web sobre este parque, y veréis como es uno de los sitios más recomendables de Tono. ADEMAS ENTRAR ES COMPLETAMENTE GRATIS!!



A medio camino hay una fuente con unas estatuas de Kappas.


Y al final de las escaleras, encontramos el templo Nanbu, dedicado a los ancestros de esta familia. Las vistas de Tono que hay desde este lugar son preciosas.




Vemos al lado del templo un pequeño camino que se adentra en un bosque de enormes coníferas, helechos y musgo, y aunque estamos muy cansados, no podemos resistir comenzar a andarlo. Parece que todo esto está únicamente para nosotros. Elegimos el camino que se dirige hacia la parte trasera del templo, parece que rodea y asciende la montaña por su lado derecho.



No recuerdo exactamente cuanto tiempo andamos por estos caminos que parecen en desuso (no fue excesivamente largo), pero al final conseguimos llegar a la cima de la montaña. De lo poco que puedo leer en japonés de los carteles, entiendo que es la ubicación original del castillo del clan Nanbu, aunque ahora apenas queda la base del castillo y cuatro piedras esparcidas en un prado.






Bajamos por las escaleras que debieron ser la entrada principal al castillo cruzando la cima de la montaña hacia el lado contrario. En la base de estas escaleras de acceso al antiguo castillo hay un mirador todavía mas impresionante que el anterior del templo de entrada al parque. También hay unos lavamos impecablemente limpios, que sorprenden porque parece que estamos en lugar que apenas visita nadie. Y continuando recto hay un acceso a lo que parece un jardín japonés que no hay duda que cuidan regularmente. Supongo entonces que si será un lugar de visitas regulares de los habitantes de Tono, aunque hoy estamos completamente solos.




En el jardín hay una pequeña construcción de estilo japonés, parece un pequeño templete de dos pisos, y al lado la estatua dorada de la que veíamos el reflejo. Seguimos completamente solos, no hay ningún vigilante ni ningún guarda, así que con un poco de miedo intentamos abrir la puerta del templete... y casi morimos del susto!!!!!

En cuanto deslicé la puerta corredera del templete, de golpe comienza a escucharse una locución a todo volumen por unos altavoces que hay instalados. No sabía si era la policía, el guarda del parque que nos hablaba remotamente.... finalmente era una locución explicando el lugar y la historia del castillo de Tono. Esta totalmente permitido entrar en esa especie de templete y disfrutar de las vistas que hay desde el piso superior.


Ya hemos de volver, porque al final hemos andado una barbaridad y estamos muy lejos de la estación. Suerte que ahora todo el camino será de bajada, y en poco mas de media hora creemos que llegaremos a coger el último tren.

Nos vamos con la impresión de haber descubierto otro lugar auténtico y genuino, no promocionado y explotado para el turismo y que ha sido lo que mas hemos disfrutado de nuestra visita a Tono. Así que 100% recomendable perderse por este enorme parque que abarca la montaña entera donde estaba el castillo del clan Nanbu de Tono. Pero todavía nos queda otra cosa que disfrutar; el viaje de vuelta. De nuevo nos subimos en el pequeño tren diesel que por la pequeña vía única y sin electrificar, a ratos cruza pequeños bosques cerrados adentrándose en túneles verdes, y a ratos parece flotar entre los campos de arroz a ambos lados.




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