A las 12 salimos disparados a la estación de Hamamatsucho con el cuerpo del revés para ir a Shinjuku. Al llegar, la estación es bastante liosa, y están en obras, pero al final conseguimos orientarnos para ir al edificio del Gobierno Metropolitano de Tokio, donde hay un mirador gratuito en el piso 42 (203 mts). A media caminata hemos parado en un restaurante Italiano a comer (2340円 2 pers.), desde donde se tienen vistas perfectas para observar a la gente.
Para subir al mirador, hay que coger un ascensor especial que está en la planta -1 del edificio, y donde se pasa un control de seguridad. Las vistas desde arriba son impresinantes… no se ve el final de Tokio por ninguno de los 4 costados. Todo parece diminuto al lado de los rascacielos, las calles cruzan por el interior de los edificios como si fuera imposible esquivarlos.
Volvemos a la estación, pero tenemos que esperar 40 minutos porque la línea Yamanote ha tenido una avería. Finalmente, nos plantamos en Shibuya tras 15 minutos de tren. La estación de Shibuya es, si cabe, mas grande todavía. Pero desde lo alto se tiene una vista perfecta del cruce donde están los almacenes 109 y el perro Hachiko (famoso punto de reunión dedicado a un perro que estuvo esperando día a día a su amo en la estación hasta que murió). Desde aquí iniciamos un paseo hasta Harajuku, parando en el Tower Records y el Starbucks Café (café, chocolate, bizcocho = 960円).
Delate de la estación de Harajuku está la calle Takeshita (punto de partida de la moda joven). En una tienda de “colgajos para el móvil” nos hemos puesto a la moda (2835円), y Ciro también se ha comprado un vestido de lana en el Zara de Tokio (7245円). Hemos visto bastantes frikis del “cosplay”, y hemos vuelto a las 20h hacia el hotel, para cenar de nuevo en el restaurante de nuestro amigo Shogo. Hoy nos hemos puesto hasta la bola de pescado (1500円) y hemos hecho amistad con un grupo de colegas informáticos japoneses que cenaban en una mesa cercana.
Para subir al mirador, hay que coger un ascensor especial que está en la planta -1 del edificio, y donde se pasa un control de seguridad. Las vistas desde arriba son impresinantes… no se ve el final de Tokio por ninguno de los 4 costados. Todo parece diminuto al lado de los rascacielos, las calles cruzan por el interior de los edificios como si fuera imposible esquivarlos.
Volvemos a la estación, pero tenemos que esperar 40 minutos porque la línea Yamanote ha tenido una avería. Finalmente, nos plantamos en Shibuya tras 15 minutos de tren. La estación de Shibuya es, si cabe, mas grande todavía. Pero desde lo alto se tiene una vista perfecta del cruce donde están los almacenes 109 y el perro Hachiko (famoso punto de reunión dedicado a un perro que estuvo esperando día a día a su amo en la estación hasta que murió). Desde aquí iniciamos un paseo hasta Harajuku, parando en el Tower Records y el Starbucks Café (café, chocolate, bizcocho = 960円).
Delate de la estación de Harajuku está la calle Takeshita (punto de partida de la moda joven). En una tienda de “colgajos para el móvil” nos hemos puesto a la moda (2835円), y Ciro también se ha comprado un vestido de lana en el Zara de Tokio (7245円). Hemos visto bastantes frikis del “cosplay”, y hemos vuelto a las 20h hacia el hotel, para cenar de nuevo en el restaurante de nuestro amigo Shogo. Hoy nos hemos puesto hasta la bola de pescado (1500円) y hemos hecho amistad con un grupo de colegas informáticos japoneses que cenaban en una mesa cercana.
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